Por delaltillo ediciones /// La clave de la narrativa de no ficción es que el verosímil no necesita ser puesto en juego. El narrador confía en que lo que cuenta va a ser leído con el grado de credibilidad que le confiere una historia real. Y el lector (el lector modelo, en palabras de Umberto Eco, esa hipótesis de lectura necesaria para escribirle a alguien) también se entrega confiado, dócil en ese territorio de sospechas que puede hacer trastabillar a cualquier historia cuando hay baches.
Lo paradójico de esta entrega ciega en la asimilación real de la no ficción es que el autor despliega elementos de ficción que sabe pueden pasar el test de credibilidad en la lectura. Truman Capote lo sabía muy bien. Por eso “A sangre fría” despliega un modelo de autoría que se va a convertir en fundacional del género. Porque a lo azaroso de un suceso policial hay una voz propia que modela una textura rica en recursos que son propios de la novela y, por ende y paradójicamente, de la ficción. Rodolfo Walsh, dirán muchos, lo vio muchos años antes con “Operación Masacre”, y es verdad. La diferencia, como sucede siempre, es que Capote vivía en un país con mayor capacidad de exportar su cultura que Walsh. Eso continúa.
Más allá de a quién corresponde la piedra fundacional de un género que mezcla el reportaje basado en hechos reales con el estilo novelístico, “A sangre fría” generó secuelas que engrandecieron el género. “La canción del verdugo”, de Norman Mailer es quizás el punto más alto de esta serie de novelas basadas en vidas reales, narradas desde la mirada omnisciente y siempre poniendo en juego esas tensiones entre las historias verdaderas y la ficción.
Las novelas sobre asesinatos en poblaciones pequeñas comenzaron a proliferar en Estados Unidos y desde mediados de los sesenta cobraría una gran fuerza el estudio de la mente criminal puesto a consideración de una historia de no ficción. Pero paradójicamente -insistimos en la figura retórica- con un despliegue de elementos ficcionales que es lo que hicieron de estos libros novelas de grandes ventas, como las grandes historias de ficción.
Si quitamos esa mayor capacidad de exportar cultura que mencionábamos, podemos decir que el caso paradigmático de nuestra zona para investigar en esta temática de la no ficción es el del más famoso asesino serial de nuestra zona. Por eso el libro “Mateo Banks. Todos tus muertos”, de Martín Valenzuela y editado por delaltillo, se convierte en un testimonio imperdible de esta masacre ocurrida en un pueblo como Azul y con la sangre más fría que se pueda imaginar. Esta novelada biografía no sólo aborda lo más conocido como el asesinato de sus ocho familiares o el hecho de ser el último preso de la cárcel de Ushuaia, sino que además rastrea el pasado y suma hipótesis de más muertos.